CALABAZAS PARA HALLOWEEN




                                                                                                                                                La   calabaza   ha  sido  la  protagonista  de la celebración de la fiesta  de Halloween durante este curso 2021.  Cuenta  la leyenda que sirve  para  iluminar  a  Stingy  Jack,  personaje  condenado a vagar eternamente  por  haberse   burlado  del  diablo.                                                                                                                                                              




 El   Departamento  de   Inglés  ha  recurrido  a   este  símbolo   para   organizar   un   concurso, cuyo ganador será quien cree la calabaza más aterradora. Clica sobre la primera imagen y verás las que optan al premio. También puedes disfrutar de estas  escalofriantes creaciones en el vestíbulo del IES Mar Menor, donde permanecerán expuestas hasta que se decida quien es el ganador.

Te animamos a que decores una calabaza. Para ello debes recortar la parte superior y vaciarla. Después de limpiarla, talla su superficie creando los ojos, la nariz y la boca. Por último, añade la decoración más terrorífica que puedas imaginar.

También te aconsejamos que leas los relatos góticos más espeluznantes de todos los tiempos. Puedes recurrir a autores como Stevenson, Óscar Wilde, Washington Irving o Gustavo Adolfo Bécquer. Para empezar, te proponemos  "El cuervo" de Edgar Allan Poe. ¿Serás capaz de averiguar que representa este animal en el poema? 



Una vez, al filo de la lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido, 
oigo de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
"Es- dije musitando- un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Es todo, y nada más."

¡Ah! aquel lúcido recuerdo 
de un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo de nuevo día;
en vano rogando que mis libros
dieran tregua a mi dolor.
Dolor por la pérdida de Leonora, la única, 
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
Aquí y sin nombre, para siempre.

El crujir triste, vago, escalofriante 
de la seda de las cortinas rojas
llenábame de fantásticos terrores
jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón, 
vuelvo a repetir:
"Es un visitante a la puerta de mi cuarto
queriendo entrar. Algún visitante que
 a deshora a mi cuarto quiere entrar.
Eso es todo, y nada más."

Ahora mi ánimo cobra bríos;
y ya sin titubeos:
"Señor - dije - o señora, en verdad vuestro perdón imploro,
mas el caso es que, estaba tan adormilado
cuando vinisteis a llamar a la puerta de mi cuarto,
que apenas pude creer que os oía."
Y entonces abrí de par en par la puerta:
Oscuridad, y nada más.

Escrutando hondo en aquella negrura
permanecí largo rato, atónito, temeroso
dudando, soñando sueños que ningún mortal
se haya atrevido jamás a soñar.
Mas en el silencio insondable la quietud callaba, y la única palabra ahí proferida
era el balbuceo de un nombre: "¿Leonora?"
Lo pronuncié en un susurro, y el eco lo devolvió en un  murmullo: "¡Leonora!"
Apenas esto fue, y nada más.

Vuelvo a mi cuarto, mi alma toda, 
toda mi alma abrasándose dentro de mí,
no tardé en oír de nuevo con mayor fuerza.
"Ciertamente - me dije -
algo sucede en la reja de mi ventana.
Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
y así penetrar pueda en el misterio.
[...]
¡Es el viento, y nada más!

De un golpe abrí la puerta,
y con un suave batir de alas, entró
un majestuoso cuervo.
[...]
Con aires de gran señor o de gran dama
fue a posarse en el busto de Palas, 
sobre el dintel de mi puerta.
Posado, inmóvil, y nada más.

Entonces ese pájaro de ébano 
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
"Con tu cresta cercenada y mocha - le dije -
no serás un cobarde.
Hórrido cuervo vetusto y amenazador,
evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cual es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!"
Y el Cuervo dijo: "Nunca más"

Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
pudiera hablar tan claramente;
aunque poco significaba su respuesta.
Porco pertinente era. [...]

Y entonces yo le dije, apenas murmurando:
"Otros amigos se ha ido antes;
mañana él también me dejará,
como me abandonaron mis esperanzas."
Y entonces dijo el pájaro: "Nunca más"

Sobrecogido al romper el silencio
tan idóneas palabras,
sin duda- pensé-, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe [...]. 
Mas el cuervo arrancó todavía
de mis tristes fantasías una sonrisa;
Acerqué un mullido asiento 
frente al pájaro, el busto y la puerta;
y entonces, hundiéndome en el terciopelo, 
empecé a enlazar una fantasía con otra,
pensando en lo que este pájaro de antaño, 
lo que este torvo, desgarbado, hórrido,
flaco y ominoso pájaro de antaño
quería decir graznando: "Nunca más"
[...]

Entonces me pareció que el aire 
se tornaba más denso, perfumado
por invisible incensario mecido por serafines
cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.
Dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
tendrá en sus brazos a una santa doncella
llamada por los ángeles Leonora.
Y el cuervo dijo: "Nunca más"
[...]

Y le grité presuntuoso:
¡Vuelve a la tempestad divina,
a la ribera de la Noche Plutónica.
[...]
Deja mi soledad intacta.
Abandona el busto del dintel de mi puerta.
Aparta tu pico de mi corazón
Y el cuervo dijo: "Nunca más"

Y el cuervo nunca prendió el vuelo.
Sigue posado en el pálido busto de Palas, 
en el dintel de mi puerta.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama 
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma, 
del fondo de esa sombra que flota en el suelo,
no podrá librarse: ¡Nunca más!


(Edgar Allan Poe)