¿QUÉ ES EL AMOR?
Alejandro Román Barreiro vuelve a sorprendernos con uno de sus relatos. Esta vez ha conseguido responder a una pregunta que a todos nos inquieta, y que da título a su narración: ¿Qué es el amor?
Había una vez, en un bosque lejano de un país remoto, un árbol que no florecía. La hierba a su alrededor moría y los animales no se acercaban a él pensando que se podían contagiar de su enfermedad. Sin embargo, un día un lobo se posó a sus pies.
El árbol no podía entender el motivo por el que lo hacía. ¿No tenía miedo a infectarse? Por muchas cosas que se cuestionara, no podía comunicarse con aquel lobo. Sin embargo, no sentía el calor de ningún ser vivo desde hacía mucho tiempo, así que dejó que aquel lobo durmiera plácidamente sobre sus raíces.
Al día siguiente el lobo volvió, no solo a descansar, sino a protegerse del viento pegándose a su tronco. El árbol, en un gesto de amabilidad, arropó al lobo con sus ramas con suavidad. El animal apreció este gesto, y lamió con suavidad una de sus ramas.
Los meses pasaron, y el lobo seguía volviendo a aquel árbol. No se podían comunicar con palabras, pero sí con gestos. El animal le traía alguna de sus presas, para que se alimentara de ella a ver si florecía, pero no funcionaba.
Una tarde lluviosa, dos leñadores llegaron. Vieron aquel árbol seco y pensaron que sería excelente como leña. El árbol estaba asustado. Ahora que tenía un amigo, ahora que tenía a alguien... ¡No quería morir!
Entonces, rápido como el viento, llegó el lobo gruñendo y mordiendo, y así espantó a los leñadores. El árbol se calmó cuando fue salvado por su amigo. No sabía que horas más tarde, estos regresarían buscando venganza. Acudieron armados con un rifle, y dispararon al lobo y lo mataron.
El árbol, que fue testigo de todo lo ocurrido, se sumió en la melancolía. Sin poder llorar, sin poder enfadarse, solo sintiendo tristeza. Su pena fue tan grande que su alma salió del árbol, encontrándose con la de su amigo canino.
Entonces pudieron abrazarse, abrazarse de verdad. El lobo le dijo: "Yo también era temido por los animales, solitario igual que tú", Pero no merecías estar solo, por eso te acompañé y te defendí, porque fuiste mi único amigo.
El alma del árbol regresó a su cuerpo entre lágrimas tras el último abrazo. Sus hojas florecieron, la hierba a su alrededor creció de nuevo. Todo este tiempo, el árbol había sido un hermoso cerezo.
Alejandro Román Barreiro
13 de diciembre de 2021