ESCRITORES EN EL "MARME"



Os     aconsejamos    que    recordéis    bien    los    nombres   de   los    autores   de   las    creaciones    de  la  sección    "evasión".    Estamos   seguros  de  que  entre  ellos   se   encuentran  los  futuros  Pérez Reverte,   o    J. K    Rowling.    Esta    semana,    Alejandro    Romano    Barreiro,   nos   ha    regalado   el   relato   que   os presentamos  a   continuación.   Os invitamos a que disfrutéis de su lectura, y a que os dejéis contagiar por el mensaje de esperanza que transmite.

EL TESORO DE LOS CUARENTA EMPERADORES

Dante era un chico amable y generoso, un muchacho que siempre se había prestado para ayudar a los necesitados. Era caballero del rey, pero quería más. Quería más emociones. Quería más aventura. Así que le dijo al monarca que se iba de expedición a buscar el legendario tesoro de los cuarenta emperadores.

La leyenda decía que durante los ataques mongoles, un emperador decidió ocultar el tesoro de toda su estirpe en Shanghái, en un lugar tan escondido que ningún ser humano podría encontrarlo.

"Son solo leyendas" decía la gente que lo vio salir del reino montando un corcel de color. Pero Dante se mantenía firme. Creía realmente que lograría encontrar tal tesoro, aunque tardara décadas en hacerlo.

Meses después, se hallaba perdido en el bosque. La noche caía, no tenía nada con lo que alumbrarse y debía descansar, por lo que acampó en la profundidad de una cueva. Trató de hacer fuego sin éxito. El frío era cada vez más intenso y notaba como le calaba hasta los huesos. Entonces, cayó desmayado por el cansancio que le produjo haber estado tantos días sin poder dormir adecuadamente. En ese momento, en el montón de leña que había apilado, se encendió una llama color azulado. 

A la mañana siguiente, la llama se había apagado. Dante no recordaba nada. Solo vio leña quemada y supuso que se había dormido instantes después de haber encendido la fogata.

Unos kilómetros más allá, un río cortaba su paso. Este era profundo, por lo que su caballo no podía cruzarlo. Debía buscar otra alternativa para llegar al otro lado. Mientras estaba distraído, aquellas llamas azuladas volvieron, y de forma tan mágica como increíble, formaron un puente de piedra tan sólido como para que cruzara todo un ejército. Dante logró visualizar aquel puente. ¿Cómo es que no lo había visto antes?

Lo atravesó y encontró una aldea. Trató de pedir ayuda, pero nadie lo entendía ni él podía comprender a nadie. Las llamas volvieron y se metieron en el oído de Dante, sin que este se percatara. En ese momento, fue como si toda aquella gente hablase su mismo idioma. Pidió entonces indicaciones a una anciana. Esta le dijo:

"Cuenta una antigua leyenda , tan antigua como cierta, que todo aquel que tenga un corazón puro,  será apoyado por los espíritus viajeros que habitaron en estas tierras".

Dante continuó su camino, siguiendo la dirección que le había aconsejado aquella anciana. Apenas tardaría unos días en alcanzar Shanghái. Ya casi podía escuchar a todo el reino aclamando su victoria.

Se adentró de nuevo en el bosque, y mientras bebía agua del río, unos bandidos se llevaron su caballo con las alforjas llenas de provisiones para el viaje. Sin ellas y sin el animal, solo le quedaban su esperanza y su ambición para seguir avanzando sin mirar hacia atrás.

La noche cayó. Casi no lograba ver más allá de la punta de su nariz. Pero de nuevo  aparecieron las llamas azuladas, y esta vez se dejaron ver por Dante, pues estas marcaban la senda que debía seguir. Pensó que debía de estar soñando.

"Vosotros debéis de ser almas viajeras. Mil gracias por vuestra ayuda"- Dijo a aquellas mientras avanzaba.

El final del camino formado por las llamas condujo a Dante a un pequeño templo. El amanecer llegaba lentamente, y los rayos solares impactaron contra el cristal de las ventanas. Así, sobre el suelo del templo se proyectó el signo "Xi" que en chino significa "Esperanza". Dante comenzó a a cavar donde aquella palabra se proyectaba, y de pronto cuarenta llamas color verde esmeralda salieron de la arena y crearon una forma humana. Cuarenta almas, de cuarenta emperadores, y todas ellas obsequiaron a Dante con un barco, el más veloz de toda China. Este contenía el tesoro de los cuarenta emperadores, ya que estaba repleto de arcas llenas de oro y joyas, y también el más importante de los obsequios, la siguiente lección:

"La esperanza es lo que te ha guiado hasta aquí, y es lo que te devolverá a casa, pues siempre sale el sol depués de la noche más oscura, y siempre escampa tras cada tormenta. Por ello, sin importar las dificultades, has de seguir avanzando. Un buey no ha de derrumbar el monte, por mucho que embista"

Alejandro Román Barreiro

16 de octubre de 2020