BINOMIO FANTÁSTICO GANADOR: LA IMPRESORA DE SUEÑOS



Anabel siempre fue una niña con mucha imaginación. Desde pequeña le había gustado inventar maravillosas   historias.    Lo hacía porque así podía jugar con sus muñecas, distraer a su hermano pequeño... en definitiva, porque era su entretenimiento preferido. Un  día,  poco  antes  de  la  muerte  de su abuela, esta le dio una  impresora  muy  especial  ,aunque Anabel no comprendía el motivo, ya que su aspecto era el mismo que el de cualquier otra. Meses después de la muerte de su abuela, se vio con ganas de probar este regalo tan especial.

De modo que, lo primero que decidió imprimir fue una historia en la que podía volver a abrazar a su abuela, e irse con ella de viaje a Brasil, donde podrían disfrutar de maravillosas aventuras juntas. Tras escribirla en su portátil e imprimirla, grapó las hojas y las guardó en un cajón de su mesita. Esa noche, mientras dormía, la historia se hizo realidad, y pudo sentir a su abuela cerca de ella.

Al despertar, no estaba segura de si aquello había sido en la vida real, o si ella lo había imaginado. Así que para comprobarlo, aquel día imprimió otra narración diferente que, efectivamente, se hizo realidad aquella noche. De esta manera, descubrió que, tal y como le dijo su abuela, esa impresora era muy especial. Durante muchos meses, todos los días imprimía una historia para así poder vivirla mientras dormía.

Este fue su secreto durante mucho tiempo, hasta que un día, cansada de experimentar siempre aventuras magníficas, un enfado le hizo escribir una pesadilla. Antes de terminarla, tuvo que irse, porque su madre la estaba llamando. En ese momento, su hermano entró en su habitación y sin darse cuenta imprimió aquel relato que su hermana tenía a medio crear. 

Aquella noche, Anabel se durmió, sin saber que iba a tener una pesadilla sin final, por lo que a la mañana siguiente no se despertó. Su madre, preocupada, fue a su cuarto y comprobó que, pese a que respiraba seguía dormida. Además, encontró la impresora de sueños de su madre, por lo que supo a qué se debía que su hija no despertase, y que ella no podía hacer nada, ya que si la que comenzó a escribir la pesadilla fue Anabel, ella misma debía finalizarla. Esas eran las reglas de la impresora.

Así que Anabel había caído en un sueño interminable que solo se rompería al destruir la impresora, por lo que su madre, sin pensarlo dos veces, rompió aquel aparato para salvarla.

Carmen María Zapata

23 de septiembre de 2020